105.000,00€ SE VENDE PISO EN SAN PEDRO DEL PINATAR

Piso semiamueblado, 3 dormitorios, 2 cuartos de baño, armarios empotrados en dormitorios, balcón con cierre de aluminio, tarima flotante en toda la vivienda, recientemente reformado, instalación de fontanería nueva, aseos y cocina nuevos, plaza de garaje cerrada.


Interesados escribir a " juandiegogm@hotmail.com "

jueves, 27 de mayo de 2010

El comienzo.



¿Que llevas en esa bolsa?.- le preguntó mi madre.

Nada, nada, Juan Diego ven.

Solté en tenedor y salí corriendo a ver que llevaba mi padre, que me llamaba al salón.



-. ¿Que es? le dije yo.



-. Pruébate esto. Me dijo.



Era mi primer pantalón para cazar, color caqui, con bolsillos en los lados, lo que yo quería. Tenia entonces unos 10 años, y mi talla era bastante complicada, larguilucho y muy delgado, por lo que ahora era mi madre la que tenia bastante trabajo por delante, dejar ese pantalón para que no se me cayese cuando me colgase los conejos en el cuelga piezas que solía llevar cogido al cinturón.

Los bolsillos de los lados eran fenomenales para cuando le tirábamos a las tórtolas, porque las cananas me daban dos vueltas a la cintura y aprovechaba estos bolsillos para llenarlos de cartuchos que ir dándole a mi padre.

Pasaron unos años hasta que pude tener la licencia de caza, por aquella época había transcurrido una eternidad hasta los 14, ahora parecen estar tan lejos y tan cerca a la vez. Todavía aquel pantalón tubo oportunidad de llevar los cartuchos que yo gastaba, ya que mi madre le fue dejando a la cintura, hasta que fue imposible y además me los escondió ya que se me habían quedado algo escasos.

Después conseguí unos de infantería de marina, por su puesto con sus bolsillos a los lados, y esta vez con la chaqueta a juego, mi hermano me decía que había visto muchas películas, pero yo no desistía y mi padre jamás me dijo nada por la ropa, incluso el mismo busco unos para el, eran cómodos y muy duros, mi madre los prefería, por que cuando volvíamos con los pantalones sucios de llevar los conejos colgados, le era mas facil lavarlos que los que habíamos usado antes.

Ahora ya no los uso, pero principalmente porque la figura, aunque esbelta, me ha cambiado un poco, y quedan en el armario esperando que uno de mis hijos los herede. Los cambie por unos de pana verde, que son mas delicados que "pellejo breva", ni sangre ni restregones por el suelo, que se hacen polvo, por lo que volví a lo mas parecido a mis principios y encontré unos en el decatlón ese, que también llevan bolsillos y son bastante cómodos, los de pana los deje para las monterías que se briega menos por el monte y bancales y también menos uso tienen.

En alguna ocasión he leído comentarios referidos a la ropa, el que mas me ha gustado ha sido uno que pedía un manual de vestimenta.

Mi padre me enseño a respetar el campo, a después de haber bregado toda una mañana tras las perdices y no haber matado ni una, saltar una liebre al llegar al coche y dejarla ir porque te habían pedido que tan solo tirases, aun pudiendo evitarlo, las que pusiesen de muestra los perros ya que las liebres eran para los galgos.

Me enseño desde bien pequeño a respetar las vedas, las épocas de cría, lo que se podía y aun así lo que no se debía de hacer.

El no discutir nunca por una pieza, aun a sabiendas y con toda la certeza del mundo de haberla matado, me enseño a esperar a que disparase primero quien había levantado la pieza, a no dejar ni una tórtola perdida en el campo, llegando a enfadarme por no tener sentido el haber cazado algo que no me llevaría no por no llevármelo si no porque me enseñó a no matar por matar. A levantar la cabeza y buscar al compañero antes de tirar, y así no se cuantas cosas mas que yo intento transmitir a mis hijos mientras como yo llevan unos pantalones de camuflaje que les trajeron los Reyes Magos y que con una ilusión tremenda sacan del cajón dos días antes para tenerlos listos el domingo.

Porque todo esto lo aprendí llevando aquellos pantalones, algo que jamás afecto a la educación que con respecto a la caza estaba recibiendo, ni tampoco al resto de cosas que me enseñaron e intentan seguir enseñándome mis padres.

Cuando leo comentarios despectivos sobre la vestimenta, me echan para atrás, ya que no los entiendo, no termino de comprender como se es capaz de juzgar a alguien por su ropa, que lastima, es una verdadera lastima que haya quien así lo vea, es una lastima si, lo es, pero no se puede evitar, pero todo esto no hace mas que confirmar algo que muy real, El hábito no hace al monje, por mas que quieras, ni por mas que digas, he tenido oportunidad de conocer bellísimas personas vestidas de camuflaje y bellísimas personas vestidas con vaqueros para cazar.

Un saludo.