105.000,00€ SE VENDE PISO EN SAN PEDRO DEL PINATAR

Piso semiamueblado, 3 dormitorios, 2 cuartos de baño, armarios empotrados en dormitorios, balcón con cierre de aluminio, tarima flotante en toda la vivienda, recientemente reformado, instalación de fontanería nueva, aseos y cocina nuevos, plaza de garaje cerrada.


Interesados escribir a " juandiegogm@hotmail.com "

viernes, 28 de agosto de 2009

¿TE QUEDA MUCHO QUE APRENDER?


No hace mucho leía un articulo sobre las medidas de seguridad que debemos de tener los cazadores cuando salimos al campo, lo que me traía muy buenos recuerdos de como aprendí yo todo aquello, y fijaos que de todo aquello que aprendí hace mas de 30 años, y que domingo tras domingo repetía, había algo imprescindible, algo que todos hacemos con la escopeta y que ayer tarde yo no hice, y que gracias a DIOS, no he tenido que lamentar.
Si señores, MIRAR el cañón de la escopeta, claro, si la acabo de sacar del armero, si la limpie antes de guardarla, pues bien todo eso no vale de nada si antes de meter los cartuchos no miras.
Esto me pasó ayer tarde;
Llegué al campo con los crios, por que las niñas decían que querían venir a las tórtolas y que sus hermanos ya habían ido, por lo que nos fuimos todos, bajamos del coche, me preparo y salimos andando, todos detrás, no te adelantes, en silencio, (y creedme que obedecen), pues bien, (en Murcia se ha ampliado la temporada del conejo hasta el 9 de Septbr.), sale un conejo desde el margen y antes de que cruce la rambla me quedo con el, al instante sale otro pero se queda fuera de tiro y no le tiro el segundo. Seguimos andando hasta llegar a un rastrojo de trigo por el que vi alguna tórtola en el mes de julio y pensé que podrían pasar. Una vez allí los conejos corrían hasta un margen que tienen muy tomado y por el que pase pensando que alguno volvería del rastrojo a esconderse, varios pasaban pero demasiado cerca por lo que no merecía la pena disparar, pero de repente uno de ellos se me puso a tiro por lo que pensé que tirando con el segundo le acertaría mejor, cuando se oye tras de mi "papa, papa, aquí hay un conejo" (los niños que no paraban de verlos correr), al mismo tiempo que se oía la voz el conejo mas corrió, por lo que decidí no tirar.
Volví junto a los crios y una vez allí hice lo que debería de haber hecho antes de empezar y de lo que os aseguro he repetido cada día de caza, antes, durante, y durante otra vez un montón de veces, pues así, abrí la escopeta para mirar el cañón, efectivamente el primero ya estaba seguro que estaba bien, pero aún así lo miré, y cuando saco el segundo, ¡No se veía nada!, pero ¡Nada, nada nada!, ¿que es esto?, en ese mismo instante se me vinieron a la cabeza las veces que estuve a punto de tirar el segundo tiro, al menos cinco o seis, pues bien saque lo que lo obstruía y nada mas y nada menos que un pedazo de esponja de la funda acolchada, jamás me había ocurrido algo así, nunca lo había visto en nadie y hoy doy gracias a DIOS, que no me permitió tirar el segundo tiro en ningún momento, de haberlo hecho, menudo susto para los crios, ellos saben bien como comportarse en el campo, de ahí que me los lleve, pero esto me demostró que a pesar de tantos años cazando me queda mucho, mucho mas que aprender cada día.

Gracias.

lunes, 24 de agosto de 2009

Por fin llegó el primer dia.




¿Que ruido es ese?, . . . el despertador, ¿que pasa? acababa de quedarme dormido, llevo toda la noche despierto mirando al reloj, esperando que fuesen las 06:30 y me ausenté durante unos instantes. Con cuidado de no despertar a la familia, llamo a mis compañeros de 4 y 5 años, que saltan de la cama como si estuviesen despiertos desde hacía rato, nos vestimos y cogemos los aperos, entre otras cosas el almuerzo de estos aprendices que tan rudo maestro tienen, y salimos de casa en silencio, (algo teórico, porque desde que han abierto los ojos no han parado de hablar y preguntar cosas) nos subimos al coche y emprendemos el camino al campo, la temporada se inició hace unos dias, pero hoy es nuestro primer dia de tortolas, son las 06:45, una paradita muy rápida para un café y dos vasos de leche, ( aunque rápida hay tiempo suficiente para tirarnos un poquito de colacao por la camiseta)y seguimos, son las 07:10, y hay algo de claridad en el cielo, que sensación mas hermosa, se huele la hierba seca humedecida por el relente de la madrugada, la paja del rastrojo, llegan aromas a limonero de un huerto que hay al otro lado de la rambla y un silencio espectacular que se va rompiendo con el ruido de los pajarillos que revolotean al despertar entre las ramas de los almendros, los primeros vuelos se van viendo a lo lejos entre la claridad que el sol va dejando ver atraves de unas pequeñas nubes, las cuales me prestan una gran ayuda ya que en la situación que estoy solo puedo mirar en la dirección del sol naciente, tras de mi un gran garrofero que nos sirve de aguardo, en el que seguro mas de una tórtola habrá hecho su nido a lo largo del tiempo, llevan aquí mas de 40 años, por lo que seguro que alguna nidada habrá alojado, las golondrinas me sobresaltan de vez en cuando ya que pasan por encima viniendo desde atrás y el instinto hace que de una sobra busques su procedencia, quita el seguro y antes de encarar vuelta a ponerlo otra vez, un pajarillo.


Mientras tanto mis dos pequeños cazadores no cesan de jugar con cualquier cosa que se encuentran bajo el árbol y pregunta continuamente que donde están las tórtolas, (eso mismo me pregunto yo, respuesta si tengo, pero no creo que puedan entender), a lo que les respondo que deben de estar volando hacia otro lugar en busca de comida, ya ha pasado una hora, y de no ser por los crios ya me hubiese ido, pero la idea de que por lo menos vean alguna y que este basto tirador pueda derribar para que salgan corriendo a cogerla, me hace esperar allí, y efectivamente, dio su resultado, en 15 o 20 minutos hizo aparición la primera que entraba entre los árboles de la derecha, con su zigzagueo, pero con bastante tranquilidad. Callaos, no os mováis, ¿donde esta papa?, no os mováis, y entre los dos almendros de mi derecha apareció, apunte con relativa tranquilidad y al mismo tiempo que apretaba el gatillo, una vocecilla decía, !tirale papa¡, un disparo, unas decimas de segundo y pensar, se fue, cuando de repente, el mayor sale corriendo, yo la cojo papa, y regreso a toda velocidad con ella en la mano, a penas me dio tiempo a ver si caía o no, ya que aproveche un pequeño hueco entre los dos almendros, y mientras pensaba y al grito del niño, se ha ido, no vi ni lo que había hecho, pero hubo suerte y la cobramos, ya a caido la primera seguro que pasaran mas, pensaba con un optimismo que solo nosotros tenemos. Tras esto, nos mantuvimos en el puesto una media hora mas, entre juegos de los crios y el impulso que la afición genera en mi interior, haciéndome imaginar por donde entraría la siguiente, como volaría y si podría o no derribarla, los crios estaban muy contentos y ya les había cambiado la cara, entre risas e historietas que decían ¿te acuerdas papa, aquel día que fuimos con el tito y el abuelito y matamos muchas tórtolas? si hijo claro que me acuerdo, (fue la temporada pasada y tantas eran 5, pero para ellos fue algo inolvidable, igual que hoy, la ilusión que ellos tienen es lo que me hizo madrugar, y el ver sus caras como se llenan de vida cuando salen corriendo a coger una tórtola, ¡ le has dado papa, le has dado¡, o cuando disparo y dicen, ¡esa se ha ido tocada¡ ¿la busco papa? . . .